Poniendo atención en lo que me detona, puedo moverme a un  espacio de investigación, el  que llamo: El camino de regreso a casa…

El que me acerca a dónde se cerro una puerta, una estrategia inconsciente de supervivencia, mi barca en alta mar.

Podría ser llamado como «Trauma» y se ve y se proyecta claramente en la relación con el otro.

Si me permito sentirlo, invitando la re-conexión con mi cuerpo, tal vez poco a poco podré abrazarlo, mirarlo y nombrarlo.

Mas, si no me muevo del juicio y de la historia que lo sustenta, será imposible me responsabilice conscientemente de la emoción que suele tocar la carencia o necesidad, y se albergara en mi mente, siendo alimentada en un pasado sin vuelta atrás.

La vida nos da la oportunidad de ser detonados en diferentes ocaciones y por distintas gentes, casi siempre las mas cercanas y las mas queridas, como una invitación y exploración curiosa hacia la raíz que es el único lugar donde el ego o neurosis justifica y evita su movimiento hacia la transformación y liberación que solo tiene salida por medio de la RESPONSABILIDAD Compasiva de ver-nos, sentir-nos en el cuerpo y ofrecernos una Vida mas Viva, donde la catarsis y el movimiento sean permitidos, creando lugares seguros y contenidos,  (de los cuales fuimos privados  en nuestra infancia) para promover nuestra expresión integral y así poder completar el ciclo gestáltico que nos lleva a nombrar la necesidad que surge orgánicamente de la sensación, y así pedir clara y confiablemente que necesitamos y siendo nosotros mismos los principales proveedores de la misma necesidad.

Amapola