En la Verdadera Sabiduría del no saber que te dan los años, realizo que no hay nada que defender.
Cuando todas las creencias se desintegran como la rigidez se rompe en él en vano sueño de la Permanencia, no hay nada que valga la pena para morir, que no sea la pasión por simplemente vivir:
Veganos que mueren de cáncer, dietas carnívoras que salvan vidas, plantas satanizadas que curan más que las medicinas que matan.
Mi Padre, del cual aprendí a desaprender para ir aprendiendo que lo sólido sirve para contener lo líquido y que la vida pasa con la rapidez de un trago de agua, me enseñó a romper reglas para arreglarme poco a poco y saber que la imagen que mostramos es opuesto a lo que escondemos.
Nunca escondió su desagrado contra los Curas y los Doctores, por eso en su lecho de muerte ninguno figuró «Gracias a Dios», tratando de alargar su vida a cambio de dinero o perdonar sus locuras a cambio del cielo.
Con el tiempo y sin generalizar puedo ver claramente:
Curas, Padres, Servidores de Dios, aprovechándose de la Ignorancia, del miedo de los seres humanos, de la incapacidad que tenemos ante la responsabilidad de vivir sin muletas, sin una religión o creencia que evite tomar decisiones por nosotros mismos. de aprender de nuestros actos, de encarnar el error, cambiarle el nombre y convertirlo en experiencia.
De entender de una vez por todas que entre más prohibición haya, más jugosa es la presa y el platillo.
Que la castidad va en contra del instinto y no es real hasta que se experimente la aburrición del mismo.
Que Cristo vivo una sexualidad plena y por eso vivo en la tierra y eso no lo hizo más Santo, si no más humano y que pudo vislumbrar la prostitución que en su nombre se gestaría.
Me pregunto si teniendo todo esto en primera plana vamos a seguir creyendo en el pecado y el bautismo, en sus limosnas y penitencias…
Apoyando el castigo sin transformación. Hasta cuando seguiremos buscando afuera, sin entender que la Iglesia es el cuerpo, que Dios o como se te antoje llamarlo te habla a través de lo que sientes y es parte del juego descubrirlo, que NO hay pecados hay Vida y Conciencia.
Que la religión es tener espacio para la aceptación de que todos somos diferentes.
Así que antes de llevar a tus hijos al catecismo, enséñales que la desnudez es Natural, muéstrales límites claros, enséñales a cuidar su templo.
Antes de llevarlos a misa, explícales el milagro de la vida sin culpa o vergüenza, crea espacios y contextos sanos para que experimenten y prueben lo que con tu permiso o no van a probar.
Antes de llevarlos al confesionario, cuéntale tus secretos familiares, rompe en sistema podrido de las transferencias sistemáticas y compárteles sin disfraz tus experiencias con Hombre o Mujer.
Para que así entendamos que antes de pretender ser Dioses, tenemos que aprender a ser Humanos.
Amapola